Debemos reconocer que los Europeos han aprendido y mucho, antes lograban imponer sus deseos o necesidades por la fuerza bruta, ahora utilizan otros métodos mas civilizados pero no menos dañinos. Con sus acciones sobre el tema de los OGM en la miel, están generando el mayor desastre ecológico, a la biodiversidad, a la polinización de los alimentos, y social a nivel mundial del que yo tenga memoria.
Las armas y los métodos de dominación y exterminio, utilizados en su momento han sido ahora reemplazados por el uso de una ley confusa, una inacción y burocracia que ayuda a entorpecer la resolución del tema, los intereses de los laboratorios de referencia europeos, la falta de visión de los grupos verdes que presionan contra los OGM y los políticos que no se atreven a enfrentar a estos últimos y preservar el bien común. Ya se vio en Alemania la fuerza de los grupos verdes y el temor del gobierno en enfrentarlos, cuando hace unos meses se ordenó apagar todas las centrales nucleares, con el consabido riesgo futuro que ello significa para la industria alemana que aporta una gran parte de sus exportaciones.
He tenido la oportunidad de hablar con algunos de los asistentes a la reunión de la semana pasada en Berlín, sobre el tema de los OGM en miel y todos coincidieron en que : No existe un método confiable y aprobado de análisis que permita identificar los OGM en miel, el polen es un producto natural y no un ingrediente como dijo la corte Europea, la miel con OGM no es un riesgo para la salud, lo dispuesto por la Corte Europea sobre el etiquetado de los OGM viola acuerdos internacionales y no hay voluntad política para resolver el problema, ya que ello ha producido una baja en el precio de la miel que importan los Europeos.
Desde que comenzó este problema, que prácticamente "congeló" las operaciones comerciales del mercado de la miel hace mas de seis meses, se han producido despidos de personal afectado a la explotación apícola en varios países, se redujo el precio de la miel y ya hay varios apicultores que han comenzado a reducir la cantidad de colmenas operativas. Dicho de otra manera se está reduciendo la población de estos insectos que aportan y mucho a la biodiversidad y a la polinización de los alimentos de la humanidad.
Paralelamente algunos países han puesto sus mejores hombres, técnicos y políticos, para resolver el tema, pero como quedó claro en la reunión citada en Berlín: para bailar el tango hacen falta dos.
Creo que llegó el momento de terminar con las palabras y los países productores deben dejar de comprar promesas y vidrios de colores, y comenzar ya una acción ante la Organización Mundial de Comercio para llevar el problema al mismo campo que lo han llevado los europeos, el legal y allí los apicultores del mundo tienen la razón. No perdamos mas tiempo.